El regreso de la oscuridad encarnada y de la dulcemaniaca.

El peliblanco había guiado a su adepta hasta la base del gremio. Al llegar al lobby principal, Rain se volteó y miró a los ojos de la pequeña.
-Será mejor que descansemos. No se como te sientes pero yo me encuentro realmente cansado.- mencionó antes de darle la espalda y dar un par de pasos hacia un oscuro pasillo -Si no tienes intensiones de descansar, habla con Clatos, él seguro tendrá algún plan desquiciado que tal vez os agrede.- comentó a modo de chiste, pero como su tono de voz fue frío y vació, era realmente difícil saber a que se refería.
Rain caminó hasta una habitación con gran portada y, luego de entrar, se acostó en la cama boca arriba, cruzando sus brazos como si fuera un vampiro.
Allí medito unos minutos, pasando una y otra vez por su mente lo que había ocurrido y seguía sin entender porque demonios creados bajo las técnicas del gran Lord Zeref atacarían a su sangre. Con esta duda en su mente, se sumergió en un descanso que, por más que estuviera durmiendo, permanecía alerta.