¿Me buscaban? Lo siento, Lord Zeref tiene otros planes - Parte Era

Rain, estaba terminando de descifrar por completo el libro que le había sido entregado por Clatos, cuando, unas fuertes palabras se dejaron escuchar desde el afuera de su gremio. Alguien, molesto con el régimen actual, comenzó a liberar la suciedad ocultada bajo las alfombras del Reino y del Consejo Mágico. Extrañamente se quedó escuchando todo, demasiado tranquilo, incluso cuando rebelaron sus orígenes y el nombre del Gremio el cual había formado hace relativamente poco.
Cerró el libro despacio y cerró los ojos, como meditando todo lo escuchado, puesto el mensaje ya había terminado. No le interesaba quien lo había dicho, no, en esos momentos, lo único que Rain quería hacer era destruir todo. ¿Tenía un topo en su gremio? ¿Como sabían sus orígenes? Lentamente, el peliblanco iba cambiando el color de su pelo hasta tornarlo negro azabache cuando, algo hizo que volviera a su estado de tranquilidad y el cabello se le tornó blanco nuevamente.
-Esta oportunidad es perfecta.- musitó mientras se levantaba lentamente de su sillón afelpado -Ahora todos sabéis que al ser descendiente de Lord Zeref, soy alguien con quien no tienen que tomar a la ligera.- dijo mientras, algo en su rostro no cuadraba del todo con sus palabras -El ataque al Consejo Mágico y al Ejercito de la Runa realizado por Clatos y por mí, no transcendió por encubrimiento de ellos mismos, ahora toda Era sabe que existimos y que seguimos el trabajo de nuestro señor.- continuaba diciendo mientras caminaba hacia sus túneles -¿Me oyes Clatos? Se que estáis siguiéndome. Se que os ocultas en las grietas.- mencionó el mago oscuro -Ahora, que todos están advertidos de nosotros ¿No creéis que vendrán a buscarnos aquí a Era?.. Sencillamente, fantástico. Nunca nos pudo haber salido algo tan... Tan perfecto.- comentaba mientras caminaba por el camino que lo llevaba a Akane Resort, la ciudad luz -Todos nos buscarán en Era, mientras que nosotros ejecutaremos el plan de resurrección de nuestro señor en Akane Resort... Y una vez que esté vivo, podremos tomar nuestro lugar como soberanos que merecemos.- dijo para concluir con su idea.
Rain continuó caminando por el sinuoso camino ensayando saludos de presentación en su mente, aún luego de haber cruzado la puerta que lo llevaba hacia el lobby antes de Akane Resort.
-Mi señor, aguarde unos pocos minutos más, pronto podremos sembrar el caos que este mundo necesita.- dijo el solitario mago con un tono de voz completamente gutural.

Off Rol:
Gracias
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En la base de Dark Blood no se escuchaba nada más que un pequeño goteo a lo lejos cuando una incesante voz que intentaba amenazar a dicho gremio se dejó escuchar fuera de su gremio.
Clatos, el desquiciado que había sido transformado al ingresar forzosamente dentro de sus paredes, comenzó a reírse desquiciadamente, pues quería ver el poder de aquel que era su maestro, el descendiente de zeref. Se dirigió a los aposentos de este pero no lo encontró allí así que comenzó a explorar la base del gremio como mejor lo sabía hacer, en su forma de arena.
Encontró a su maestro en los túneles, yendo hacia Akane Resort, la primera impresión que esto le causo es que su maestro era un cobarde y que necesitaba erradicar su mísera presencia pero, comenzó a escuchar sus palabras y algo no terminaba de cuadrarle. Adoptó su forma humana y comenzó a seguir a su maestro hacia la ciudad Luz para terminar de escuchar lo que este hablaba.

Rain atravesó el pasadizo golpeando con sus puños cada paso que daba. La ira que corría sin parada dentro de su ser no tenía límite. Se maldecía en silencio por haber sido parte de ese error, traer a la vida alguien que se enfrentó a su más preciado objetivo: Zeref.
El cabello del joven mago cambiaba constantemente de blanco a negro, coordinando con cada golpe arrojado. Al llegar a la sala de estar, no pudo evitar la indignación y realizó lo que su ser le pedía. Un fuerte torrente mágico fue liberado del mago a medida que este rugía de furia.
-Maldición.... Maldito, maldito, maldito.- gritó con esmero antes de caerse arrodillado sintiendo que su inteligencia fue totalmente insultada -Juro, que encontraré a ese miserable y lo asesinaré. Miraré en lo más profundo de sus ojos para ver como su vida se aleja lentamente.- decía para convencerse, para darse fuerzas.
Luego de varios minutos, se levantó de esa posición y se dió cuenta de que iba a necesitar compañeros, idea que hería su orgullo de ser descendiente de Lord Zeref pero, su objetivo era demasiado ambicioso para cumplirlo él solo.

Una pequeña sombra que se ocultaba entre los rincones comenzó a moverse lentamente hacia el joven que se encontraba arrodillado maldiciendo casi sin respirar.
A medida que la presencia se acercaba, toda la habitación iba cambiando de color y las cosas se iban ubicando donde deberían estar, era como si se estuviera acomodando y limpiando la habitación.
Lucifer:-Al fin lo encontré, mi señor.- dijo una pequeña figura que emergía de las sombras :-Lo busqué por varios reinos y ciudades, mi señor, nunca pensé que lo encontraría en la ciudad de Era.- comentaba la figura mientras se acercaba al joven arrodillado :-Recuerde que es usted el jefe de la familia, no puede ir arriesgándose como hizo hace poco en la nombrada "masacre de Era"... Aunque, si me lo permite, eso me recuerda mucho a su Tatarabuelo... Nunca existió algo que el no pudiera obtener- comentaba mientras lentamente se removía la capucha :-Mi señor. Como hice hace tantas generaciones atrás, yo Lucifer, estoy aquí para servirle en lo que usted desee.- dijo, este enigmático ser.
Lucifer, era una persona de baja estatura, tan baja como la de un niño, pero lo caracterizaba su calvicie y abultado vello facial. El color de su piel era violacia y las orejas le terminaban en punta.
Lucifer:-¿Cuales son sus ordenes mi señor?- preguntó el anciano con una voz con tintes de preocupación y odio.

Lucifer: